lunes, 23 de julio de 2012

LA INTERVENCIÓN DE ESPAÑA ES UN HECHO

Los mensajes son continuos, las peticiones se convierten en una clemencia hasta cierto punto lastimosa, si no fuera porque, en el fondo, cualquier intervención sobre España, es una intervención sobre cualquiera de nuestras economías y los ruegos caen en saco roto. Con este panorama, los mercados se mueven con total ligereza e incluso frivolidad sobre el futuro de un país que pensó un día, como dijo un tal Del Bosque, que era rico y seguía siendo pobre. La prima de riesgo nos amenaza como Freddy Krueger siendo nuestra peor pesadilla y lo más dramático es que no tiene calma. Sus cuchillas afiladas nos golpean día sí y día también para invitarnos al abismo de la intervención. Si...hay que decirlo. Somos un país intervenido porque mucho que nadie quiera decir la palabra. Cuando un país no puede manejar su propio futuro, eso sólo posee una denominación. Decía Rajoy que llamaría al pan, pan y al vino, vino....Ya es hora que seamos conscientes de nuestra realidad. Si tras un memorandum que recorre los parlamentos europeos y del que no conocemos ni la mitad en España -me suena a otros tiempos cuando debíamos conocer nuestra realidad mirando en los informativos internacionales- eso camina a ocultar la verdadera realidad: una intervención en toda regla. Cuando por parte del Gobierno de España elegido democráticamente en las urnas se repite una y otra vez que no se puede hacer otra cosa que acatar las medidas impuestas por Bruselas, esto supone de facto una intervención por cuanto la soberanía del pueblo ha sido usurpada. Los ciudadanos no somos dueños de nuestro destino. La única diferencia aparente con Grecia es que no nos han colocado un tecnócrata para dirigir la economía, allí, al menos saben que el futuro tendrá que empezar de cero. Sin embargo, en España, seguimos remando para llegar a la orilla y no ahogarnos. La capacidad de los mercados especulativos está demostrando con claridad que no entiende de sentimentalismos, ni de elecciones populares, sino de convertir su trabajo en dinero puro y duro. Nadie debe olvidar que ese es su trabajo: ganar dinero a costa de todo y de todos. De esa forma, la calle salía la semana pasada a la calle, al igual que hace dos años en Grecia, y allí no sirvió de mucho, también con una diferencia notable: el engaño de las cuentas públicas fue directamente por la entrada en el euro mientras España nos hicimos trampas al solitario. Ahora resta que la ayuda no haya llegado demasiado tarde y se cierre un periodo altamente volátil y con muchas dudas. Pero, nadie debe olvidar que mientras no podamos decidir sobre nuestro futuro, con nuestras medidas, y con los programas de los partidos que se presentaron a unas elecciones generales, seguiremos dependiendo de otros y....eso deja a las claras que hemos terminado por ser gobernado al estilo de una colonia, claro financiera.