martes, 10 de septiembre de 2013

EL VALOR DE NADAL

EL VALOR DE NADAL Nadal suma y sigue. No solo consigue títulos, demuestra sobre la pista las enseñanzas que recibe fuera. Busca mejorar a cada paso, exprime su cerebro para darle una vuelta de tuerca a la estrategia frente a rivales de diferente pelaje, es incisivo, no descansa, no desfallece y, sobre todo, es constante. Él, Rafa Nadal, es su principal instructor porque sabe en cada instante leer el partido y aportar la dosis necesaria para triunfar y, en la mayoría de los casos, da resultado. Su estabilidad emocional, sin sobresaltos, sin grandes aspavientos, sin excusas cuando pierde, su decencia deportiva de luchar por cada punto aunque vaya 40-0 en un juego, su honestidad consigo mismo y con el rival al que no le da una pelota por pérdida, hacen de este superclase, uno de los mejores deportistas de la historia. En este país, llamado España, banalizamos los éxitos de manera muy rápida, creyendo que el triunfo se consigue simplemente por ser lo que eres y no pensando que uno es lo que se construye día a día. Después de hoy, lo más importante es que hay que ser conscientes que todo lo bueno no dura siempre pero mientras eso se produzca hay que disfrutarlo y saberlo disfrutar. Y un mensaje para la clase política que se apunta a las fotos. Los triunfos de los deportistas se debe única y exclusivamente a su esfuerzo pero es necesario dispensarles toda la ayuda desde un segundo plano. No quiero a políticos como he visto a la ministra Ana Mato aplaudiendo a Nadal al conseguir el triunfo, en el vestuario, como si supiera lo que significa la cultura del esfuerzo. Un esfuerzo que se convierte en sobreesfuerzo para los ciudadanos que ven recortados sus derechos sanitarios o se quedan sin algunas de las condiciones de asistencia básica. Regreso al deporte y a hablar de Nadal. El partido de anoche fue épico, trepidante, vigoroso, con alternativas, con un Rafa en plena forma que sufrió de lo lindo cuando vio como Nole le arrebata el segundo set en un punto de inflexión que necesitó de 54 golpes entre los dos tenistas para resolverse (algo impensable en el tenis moderno cuando se va a palo limpio), con un 2-0 para el serbio en el tercer set, después de tres roturas del servicio del manacorí de manera consecutiva. Nadal acaba el tercer set sin apuros ganando 6-4 salvando un 0-40 abajo que casi hunde a Djokovic. La crónica se puede leer en cualquier sitio, habrá miles a estas horas, pero las sensaciones de vivir uno de los partidos más grandes con un nivel de tenis imponente por parte de los dos tenistas es solo privilegio de quienes nos quedamos de madrugada. Gracias a estos dos deportistas por devolvernos la ilusión por el deporte. Gracias Rafa por mantener en alto lo más importante: el deporte.